Creo que varios jugadores nacionales todavía no captan que están en un Mundial. Acá nadie les va a regalar absolutamente nada, ni siquiera el rival más débil en el papel, o si no pregúntenle a Uruguay que vivió un verdadero papelón ante Costa Rica.
Opinión de Christian Ayala Rojas
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Siempre me ha llamado mucho la atención ese rasgo tan propio del chileno de confundir confianza con relajo, pero es una constante y se repite una y otra vez. Algunos aseguran que es un sesgo de bipolaridad, otros sencillamente que es la raza, o que simplemente es un elemento cultural que está tan impregnado en nuestro ADN y que siempre estará presente. Lo cierto es que un elemento diario en la gran mayoría de nuestra sociedad, sin importar color, clase social o nivel educacional.
Lamentablemente hay que aceptar que esa es la realidad y que es un elemento muy traicionero y que si no lo tenemos en cuenta, puede significar un tropiezo enorme. Ejemplos hay por montones, y no sólo en el fútbol, sino que también en la vida normal, como cuando en una oficina el jefe sale fuera del edificio y todos los trabajadores dejan de hacer bien sus funciones, hasta que el jefe vuelve y ahí todos aparentan que han estado trabajando al máximo.
En lo personal también me ha tocado vivirlo en las diferentes universidades donde hago clases de periodismo. Yo soy bien estricto y conmigo los alumnos cumplen a rajatabla con los trabajos y se esfuerzan al máximo por sacarse una buena nota, de lo contrario saben que el rojo no se los saca nadie, ni siquiera con los «funerales de las abuelitas» ni las «enfermedades de último minuto». Sin embargo, con otros profes con mano más blanda, casi ni los pescan porque saben que con el esfuerzo mínimo pasan el ramo igual. Una vez una alumna, tras haber aprobado el ramo, con su cara llena de venganza me dijo «ve igual pasé su ramo, le gané», como si yo fuera el enemigo. Yo la miré con mi sonrisa burlesca habitual y le dije «y yo logré que usted se esforzara, estudiará y aprendiera muchísimo…yo creo que el que ganó fui yo». Creo, por su cara desfigurada, que recién ahí entendió que la pelea no era en contra mía, sino que contra su propia flojera y costumbre de siempre entregar lo mínimo.
Soy un convencido de que ese rasgo es el que hace que nuestro país no sea más evolucionado ni más equitativo, porque estoy segurísimo que si la gran mayoría de nuestra población diera su 100% en todo lo que emprende o hace, de manera natural sin tener que tener un látigo sobre la espalda, hace rato que estaríamos en otro nivel en todo ámbito. Pero esa no es ni será nuestra realidad.
El fútbol no se escapa de eso. ¿Cuántas frustraciones hemos vivido por habernos creído los mejores del mundo por haber ganado un par de partidos? ¿ Cuántas veces hemos escuchado que a los equipos chilenos les va mejor cuando nadie les tiene confianza?. Y ese es otro tema, porque cuando uno les tira mala onda y no los ensalza, como que se picaran y dan todo en la cancha, pero ni siquiera lo hacen por ellos mismos, sino por callar bocas y vengarse de todos los que no confiaron.Y ante Australia, el exceso de confianza nos pasó la cuenta. Tras el 2 a 0 cuando parecía que se venía una goleada, el equipo en vez de seguir martillando, cayó en un relajo que casi nos cuesta muy caro. Lo dijo Alexis Sánchez, quizás uno de los pocos, seguramente por el nivel de equipo donde milita, que entiende que hay que jugar siempre al máximo sin importar el nivel del rival que hay al frente, Lamentablemente no todos sus compañeros entienden eso de manera natural y es esa la razón por la que estoy convencido que lo mejor que nos pudo haber pasado fue haber pasado tanto susto ante Australia.
En primer lugar están en un Mundial y creo que varios jugadores nacionales todavía no captan eso. Acá nadie les va a regalar absolutamente nada, ni siquiera el rival más débil en el papel, o si no pregúntenle a Uruguay que vivió un verdadero papelón ante Costa Rica.
En segundo lugar, el pecho inflado déjenlo para cuando realmente ganen algo, en este momento todos tienen que ser obreros, trabajar arduamente en el campo de juego, no dar pelota por perdida y luchar desde el primer hasta el último minuto por ganar.
Y finalmente, que lindo es ganar y que bien hace, pero tienen que festejar en su justa medida. Sólo se le ganó a Australia que -para que vamos a andar con cosas- era el rival que había que ganarle sí o sí, de lo contrario mejor hubiera sido armar altiro las maletas y regresarse a Santiago. España y Holanda son palabras mayores y ante equipos de esa calidad la concentración será fundamental, pero estoy seguro que con el miedo que pasaron ante Australia deben haber puesto de nuevo los pies en la tierra y se enfrentara esos partidos con la humildad que tan bien nos hace a los chilenos. Ojo eso no significa ser menos, ni dejarnos pasar a llevar, pero sí ser consciente que el papel de bravucones nunca nos ha quedado bien.
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