El ariete del Benfica suma tres goles ante Suiza, revoluciona a Portugal y avala a Fernando Santos, el técnico que relegó a CR7
Según una encuesta de A Bola de Portugal, el 70% de los portugueses quiere a Cristiano Ronaldo en el banquillo.
La encuesta no es rigurosamente actual. Tiene algunos días. Si se realizara ahora, es probable que los números fueran aún más contundentes, más negativos para el astro venido a menos. El argumento es evidente: basta con asomarse a la hemeroteca y revisar los tres goles que Gonçalo Ramos (21) le clavó anoche a los suizos.
(El primer hat trick de esta Copa del Mundo trae también, de propina, una asistencia a Raphael Guerreiro, autor del cuarto gol portugués).
El primero de los prodigios de Gonçalo Ramos, un golazo, fue un recorte sensacional en el área y un zurdazo que se coló por la escuadra, un palo para los suizos y un sonrojo para Cristiano Ronaldo, que al fin saltó desde el banquillo para celebrar los hechos, el triunfo de los portugueses, inminentes rivales de Marruecos en cuartos de final.
Así, sí.
No queda claro qué va a pasar ahora, qué hará Fernando Santos. Si le dará nuevas oportunidades a Cristiano Ronaldo o si, por el contrario, tirará adelante con Gonçalo Ramos, obviando al astro de 37 años y 509 millones de seguidores en Instagram cuya carrera toca a su fin: ya sabemos que Cristiano Ronaldo no regresará al Manchester United e intuimos que está preparando el equipaje para emigrar a Arabia Saudí, donde le esperan 200 millones de euros y un fútbol de Segunda B.
Lo cierto es que, anoche, Portugal jugó un fútbol de Primera.
El ejercicio no era simple, pues Suiza tiene tela, maneras y orden.
La Suiza de Murat Yakin es un mosaico de almas llegadas de todos los rincones del planeta –Fernandes, Akanji, Ricardo Rodríguez, Xhaka, Sow, Rubén Vargas, Shaqiri, Breel Embolo– cuyos espíritus, al emerger en el terreno de juego, se mezclan, se funden y se endurecen como el Super Glue.
El efecto es pastoso, un filete que es un zapato y que le complica la digestión al rival.
¿Qué hizo Portugal?
Se afiló los colmillos para zamparse el filete y elevarse en el torneo. Ya está en cuartos de final y ahora le espera Marruecos, tan rocosa ante España como imprevisible a estas alturas del torneo: nunca ha estado ahí, nunca ha llegado tan lejos.
Gonçalo Ramos marcó la deriva del partido.
Vaya fenómeno de jugador, suerte de moderno Giroud.
Y eso que, hasta ahora, le habían opacado.
Silenciado por el entorno, el nueve del Benfica apenas había aparecido en escena en estos días en Qatar: ocho minutos frente a Uruguay y dos ante Ghana, esos eran los minutos de la basura que le habían brindado hasta ayer.
Pues hasta ayer todo era Cristiano Ronaldo en Portugal, para lo bueno y para lo malo. Cristiano Ronaldo había marcado en el debut portugués ante Ghana (ya tiene goles en cinco Mundiales), había simulado otro tanto ante Uruguay (lo reclamó, pero nunca se le adjudicó: se lo dieron a Bruno Fernandes) y se había encabritado al ser sustituido frente a Corea del Sur.
De aquella furia habían salido los demonios de Fernando Santos. “Basta”, había dicho el seleccionador portugués. “No me gusta nada lo que he visto. Y tengo otros jugadores”.
El alumbramiento de Gonçalo Ramos le dio ayer vida a una nueva Portugal, más dinámica y maquiavélica, conjunto jugón, muy líquido, que navegó alrededor de João Félix, Bruno Fernandes y Bernardo Silva y que, tal y como van las cosas, podría proyectarse hacia momentos magníficos en estos días.
Y Cristiano Ronaldo, ¿lo disfrutará desde el banquillo?
/Escrito por Sergio Heredia para La Vanguardia de España
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