Como un hincha de Everton, lo dijo medio entristecido, este equipo que dirige Torrente tiene dos caras.
Defensivamente, anda bastante bien. De hecho, el arco de Johnny Herrera es el menos batido del campeonato con sólo 8 tantos en contra, menos incluso que Universidad Católica que registra 9 caídas.
Ese es el vaso medio lleno.
Sin embargo, el vaso medio vacío indica una realidad prácticamente desastrosa: Everton completó 608 minutos sin anotar un gol. Y eso habla de un ataque absolutamente inofensivo.
Tanto es así que el último gol de los oro y cielo lo convirtió un delantero que hoy ya no está ni siquiera en Chile: Patricio Rubio, a los 22 minutos, en el 1-1 ante Cobresal, el 16 de febrero de 2020.
Esta vez, ante Antofagasta no fueron muchas tampoco las ocasiones que tuvo Everton para romper el maleficio.
Tanto es así que la oportunidad de gol más clara fue un «blooper» de Ignacio González. El arquero, que entró en el segundo tiempo por la lesión de Fernando Hurtado, casi repite una chambonada que cometió jugando por Palestino por Copa Libertadores ante Alianza de Lima: un remate de Cuevas desde fuera del área, l manoteó hacia arriba y la pelota casi metiéndose en su propio arco. Reaccionó a tiempo el arquero y salvó la situación en la raya.
Por el lado de Antofagasta, sólo el hecho de rescatar un punto y prolongar su buena racha como visitante. Porque también tuvo muy pocas llegadas claras, siendo la más clara un remate de Jason Flores, que devolvió el poste derecho de Johnny Herrera.
/Marcelo Barranti
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