Ninguno de los dos equipos respondió a lo que venían siendo sus campañas en el campeonato. Los hispanos mejoraron en un mil por ciento en relación a lo que jugaban con Pellicer y los rancagüinos no se acercaron ni en un 10% al rendimiento que los tenía al tope de la tabla de posiciones
Hasta los 60 minutos, Unión Española lo ganaba hasta con comodidad.
Los dos goles del uruguayo Cristián Palacios (45+2 y 50 minutos) y autogol de Seymour (60´) establecían una diferencia que, en cierta medida reflejaba lo que era el partido.
Porque si bien las tres conquistas hispanas habían llegado como consecuencia de jugadas no muy claras o elaboradas (dos rebotes que le cayeron a Palacios frente al arco y un centro rasante de Chumacero que el volante rancagüino inscrustó en su propio arco), lo cierto es que hasta ese instante O´Higgins no justificaba para nada su condición de puntero del campeonato.
Superado en medio campo por la mayor intensidad de los visitantes, bien anulados los punteros Arancibia y Castro por la marca de Magnasco y Larenas, la única amenaza para el arco de Unión Española era la presencia de Marcelo Larrondo. Y cuando este se lesionó y fue sustituido por Gustavo Gotti, menos peligro aún para el siempre atento Mono Sánchez.
ROJA PARA GALDAMES
Una falta tan violenta como innecesaria de Thomas Galdames, que incluso puso en riesgo la integridad física de Francisco Arancibia, derivaron en una tarjeta roja que nadie se atrevió siquiera a discutir.
Y ahí cambió el partido.
Porque, al quedarse con 10 hombres, el entrenador interino de Unión Española, César Bravo, determinó la salida de Yáñez ´para que ingresara Pavez a reforzar el bloque defensivo.
Con esa sustitución, el mesaje recibido por los jugadores rojos fue interpretado como «a defender la ventaja» y el equipo en su totalidad se metió atrás, amontonando gente en su zona.
AIRE PARA O¨HIGGINS
El equipo rancagüino que, literalmente estaba en la UCI y casi desahuciado, de repente encontró una suerte de ventilador artificial que le permitió revivir y meterseen el partido.
Más aún, luego que los 63´ Ramón Fernández apareciera en posición de centro delantero y anotara el primer descuento.
De ahí en más, el partido fue absolutamente unilateral: un equipo atacando (O´Higgins) y otro defendiéndose (Unión Española).
El problema es que O´Higgins siguió padeciendo de una línea de fútbol aosciado y si bien tuvo muchos acercamientos al arco visitante, estos no pasaron de centros que cruzaron el área sin que nadie los empalmara.
LO «EMPAREJA» CASTRO
Faltando 5 minutos para que se cumpliera el tiempo reglamentario, Facundo Castro cometió el mismo error que Galdames: un planchazo muy claro a un rival, que no merecía otra cosa que la tarjeta roja que le mostró Manuel Vergara.
Ahí dejó de preocuparse Unión Española y dio por sentado que se traía los tres puntos a Santiago. Porque, si O´Higgins no le había hecho daño con 11 jugadores, menos podría hacerlo con 10.
Y así no más fue.
Incluso, en los minutos de descuento el cuadro hispano se animó con algunas contras que llevaron el marcador a un 4-1 impensado: Mario Larenas, el autor, con un zurdazo violentísimo que casi le rompe el arco a Batalla.
Ahora bien, la pregunta que nos hacemos nosotros es la misma que debe haberse hecho Jorge Pellicer viendo el partido por televisión: ¿por qué este equipo ahora corrió, lucho y obviamente mejoró mucísimo en relación a lo poco y nada que venía mostrando hasta hace una semana atrás?
Por el lado de O´Higgins, una pregunta aún más difícil de responder: ¿este es el mismo equipo hace una semana saltó hasta la punta del campeonato?
/por Gerardo Ayala Pizarro. Fotos Twitter O´Higgins y Unión Española
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