Nicola Pérez fue la figura del partido, atajando al menos cuatro pelotas de gol. Su colega Franco Torgnascioli, si bien no tuvo tanto trabajo se dio el lujo de atajar un penal cuando terminaba el partido
A simple vista, el partido inicialmente tenía más importancia para Ñublense que para Everton.
Esto, porque conocido el empate de Audax Italiano ante Huachipato, al conjunto chillanejo se le abría el apetito, ya que la posibilidad de quedar a tiro de cañón estaba dada: los itálicos se quedaron con 20 puntos, al igual que Unión La Calera y tras ellos, Universidad Católica con 19 unidades.
Matemática simple y pura, si Ñublense ganaba en el Sausalito alcanzaba a los cruzados y quedaba a un solo punto de los líderes.
Puede ser que esta posibilidad de llegar a una ubicación impensada para un equipo que viene de la Primera B, haya influido un tanto para que los dirigidos por Jaime García se hayan mostrado un tanto nerviosos y sin desarrollar ese fútbol alegre y ofensivo que venía brindando en el campeonato.
En lo que a Everton se refiere, ganar significaba desplazar a Deportes La Serena y Unión Española del séptimo octavo puesto en la Tabla de Posiciones, quedando por ende de inmediato ubicado en zona de Copa Sudamericana, lo que no es poco para la irregular campaña de los ruleteros.
Por lo mismo, sin decir que los dirigidos por Roberto Sensini hayan tenido una ofensiva desatada, mostraron mucha más intención por ganar el partido y se las ingeniaron para convertir a Nicola Pérez en una de las figuras de la cancha. El arquero uruguayo tapó al menos cuatro remates de mucho peligro: un tiro cruzado desde la entrada del área de Maximiliano Cerato, un cabezazo de Sebastián Pereira, un zurdazo que buscaba el segundo palo de Juan Cueva y la más clara de todas: un bombazo de zurda de Cerato que sacó al córner
Por el contrario, su colega y compatriota Franco Torgnascioli solo debió esforzarse con un lanzamiento desde unos treinta metros de Matías Moya, que lo obligó a volar hacia su izquierda.
NI SIQUIERA DE PENAL
Sin embargo, de la nada le cayó del cielo (literalmente) a Ñublense la posibilidad de ganar el partido: un pelotazo largo encontró muy mal parada a la defensa de Everton. Arrancó sn marca el Nico Guerra, apuró la pelota con un cabezazo y Torgnascioli que venía saliendo con todo desde su arco, se lo llevó puesto. Penal.
Desde aquel famoso error de Carlitos Caszely ante Austria en el Mundial de 1982 que venimos escuchando lo mismo: no es aconsejable que el jugador que recibe una falta sea el encargado de ejecutar la pena máxima.
Nicolás Guerra es muy joven y seguramente nunca escuchó este dicho, porque sin más ni más se paró frente a la pelota y pasó lo que tenía que pasar: débil remate hacia la izquierda del arquero y contención del arquero, que dio rebote y el paraguayo Tomás Rojas mandó la pelota a las nubes.
Si no era de penal, no había forma alguna de hacerle un gol a Nicola Pérez y Franco Torgnascioli. Por lo mismo, caso cerrado, se timbró el 0-0 y dos equipos que necesitaban ganar debieron conformarse con la repartición de puntos
/por Gerardo Ayala Pizarro. Fotos: Twitter oficial de Everton y Ñublense
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