Se fue mi última esperanza…dice la letra de una canción. Y eso fue para los hinchas de Huachipato (pero mucho más para los hinchas de Colo Colo) ese cabezazo de Juan Córdova en el minuto 51´del segundo tiempo. Por primera vez en el partido, Matías Cano había quedado descolocado, pero la pelota caprichosamente pegó en el travesaño y se fue por sobre el pórtico pirata.
No alcanzó a reanudarse el juego, porque Cristián Droguett pitó y dio por terminado el partido.
Se concretaba así un triunfo importantísimo de Coquimbo Unido, que había obtenido apenas un punto en los últimos 15 disputados, porque termina el año con una ventaja de cuatro unidades sobre el colista absoluto, que es Colo Colo.
Vale decir que si hasta ayer los albos dependían de si mismos para salvarse del descenso (pensando que tienen que jugar todavía su partido pendiente con el propio Coquimbo), ahora la situación se les torna más complicada porque deben esperar otros resultados para aspirar al menos a jugar un partido de definición con el penúltimo de la tabla acumulada.
Hacemos hincapié en la importancia del resultado porque fue uno de esos encuentros que se sufren más de lo que se disfrutan. Y que el desahogo y la frustración sólo se hacen presente cuando terminan el partido.
En todo caso, para ser justos hay que señalar que Coquimbo mereció la victoria.
Porque hasta el minuto 22´, cuando Lautaro Palacios conectó en la boca del arco un centro de Villagrán que se desvió en Sánchez Sotelo para descolocar a Castellón, el partido era parejo.
De ahí en adelante, como era de suponer, fue Huachipato el que tuvo la iniciativa, manejó la pelota y se instaló en campo visitante.
Sin embargo, siempre chocaron con una retaguardia infranqueable, con pilares como Vidal, Pereyra, Gatica y Villagrán. Y cuando lograron traspasar ese bloque tan bien plantado apareció la seguridad y solvencia de Cano bajo los tres palos.
Pero que nadie se crea que los coquimbanos se colgaron del travesaño y no hicieron otra cosa que tirar la pelota más lejos posible.
No, nada de eso, el balón desde el fondo siempre salió con la intención de ser bien jugado y buscar los espacios para la contra, encabezada casi siempre por un delantero luchado e incansable como Palacios.
Que cuando tuvo en los minutos finales la colaboración de Farfán, hasta puede asegurarse que hubo más ocasiones de mayor peligro en el arco de Castellón que en el de Cano.
Así lo ganó Coquimbo, así lo sufrió Huachipato…y así lo lloró Colo Colo.
/por Gabriel Ayala Espejo
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