Con un único tanto de Tobías Figueroa, Deportes Antofagasta derrota a O’Higgins en el Teniente de Rancagua
O’Higgins y Antofagasta madrugaron para dar inicio a la jornada de domingo en el fútbol chileno. El duelo entre rancagüinos y antofagastinos comenzó a las 10:30 horas, igualando el récord del partido que se jugó más temprano en la Primera División.
El 30 de noviembre de 1991, Colo Colo recibió a Palestino, dirigido por Manuel Pellegrini, a la misma hora en el estadio Monumental. El partido comenzó a las 10:30 horas porque el Cacique debía viajar a Japón, para enfrentar a Estrella Roja por la Copa Intercontinental.
UN TIEMPO PARA CADA EQUIPO
Lejos lo mejor del club nortino pasa por el primer tiempo y todo gracias a un Nicolás Peñaillilo, movedizo que complicó mucho al elenco celeste por el flanco izquierdo, desde pases en profundidad a centros precisos, el lateral izquierdo estaba iluminado.
DOS CABEZAZOS EN EL ÁREA ES GOL
Y por esa banda se produce la única diana del encuentro, tras un tiro de esquina, pivoteado por Gonzalo Freitas al 9 de Deportes Antofagasta que la termina empujando con la cabeza.
LA MALDICIÓN SIGUE
Desde el 2016 que O’Higgins de Rancagua no puede derrotar a Deportes Antofagasta, este partido pudo ser el quiebre de esa racha negativa para los «celestes», pero el equipo de Patricio Graff se notaba desconcentrado sin ideas claras. Si no fuera por el VAR, O’Higgins pudo irse al entretiempo cayendo 2-0 pero el venezolano Bello se encontraba en posición ilícita tras asistir a Ariel Uribe.
En el segundo tiempo simplemente no se le dio a los rancagüinos pese a insistir desde el minuto 45 al 97. Las más claras las tuvo en los descuentos con dos travesaños, uno de Matías Sepúlveda tras un lanzamiento libre y el otro en los 90+7 por parte del debutante Moisés González. No hay que quitarle méritos al meta «puma» Fernando Hurtado que fue figura en el segundo tiempo.
¿Y COMO QUEDAN?
Con este resultado, O’Higgins quedó penúltimo con 4 unidades, mientras que Antofagasta se sube al cuarto lugar con 15 puntos.
- Por Gabriel Ayala Espejo
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