Una serie de rebotes en el área cuando se jugaban los descuentos, y Radamel Falcao García nos calza y Chile no puede ganar a Colombia. Días antes, en Montevideo, fue Maxi Gómez, también en tiempo extra, quien nos birló un punto. Con el resultado en la mano, la furia cae sobre Reinaldo Rueda por “meterse atrás y ratonear”. Se le exige atacar, presionar, someter, proponer, como mantras, pero nadie dice con quiénes ni cómo. Hay que hacerlo porque sí, porque es fácil, porque es la verdad absoluta. Da lo mismo Rodrigo Echeverría o Arturo Vidal, Alexis Sánchez o Leandro Benegas, basta con querer hacerlo y resulta. Es una cosa, creen, de voluntad e ideología, no de nombres propios y rendimientos. Ah, y el rival no entra en el análisis, se le “somete” y ya. Entonces José Pedro Fuenzalida (1,70 metros, 35 años, Universidad Católica) tiene que tapar la subida de Johan Mojica (1,85 metros, 28 años, Atalanta) y no importa que entre ambos medie un universo futbolístico y que el mismo Chapa haya advertido después de la Copa América de Brasil su intención de abandonar la selección porque ya no tenía la velocidad que la competencia internacional exige. Pero debe ir al frente porque no hay otro.
Lo advertí hace dos semanas cuando salió la nómina en una columna publicada en este mismo diario, “Es lo que hay”. Cito textual: “Entiendo que el hincha comió mucho y bien durante una década, pero eso ya terminó”. En el tiempo que medió entre la nómina inicial y el partido contra Colombia, se siguieron cayendo los citados como moscas, terminando Rueda por nominar no jugadores, sino que biotipos. Pero eso no importa, porque Bielsa pudo, dicen. Claro, con tres selecciones juveniles mundialistas como proveedoras (2001, 2005 y 2007), Chupete Suazo con 27 años, Matías Fernández con 21, Jorge Valdivia con 24, Claudio Bravo con 24, Fabián Orellana con 21, Jean Beausejour con 23, Pablo Contreras con 29 por citar unos pocos. Y hasta pudo prescindir de jugadores en su plenitud como David Pizarro, Rodrigo Tello, Luis Jiménez o Jaime Valdés. Luego tiran a Jorge Sampaoli arriba de la mesa, quien agarró el vuelo de Bielsa, le metió tres jugadores y disfrutó de la generación dorada en su máximo de rendimiento físico. Tanto vuelo, que hasta Juan Antonio Pizzi pudo gastar el vuelto con la Copa Centenario.
¿Qué tiene Reinaldo Rueda? La arremetida final de la generación dorada y unos cuantos que se han ido sumando como Sierralta o Baeza. Y para remate, ni siquiera pudo contar con Pulgar y Maripán, que hubieran ayudado mucho. Qué daría el colombiano por tener al David Pizarro de 2009 o al Esteban Paredes de 2011, por citar a dos jugadores marginales en las selecciones de entonces. Ni hablar de Chupete en plenitud o Vargas cuando le pegaba de cualquier parte y la embocaba.
Pidan todo el protagonismo, la proposición, la presión y lo que quieran, pero digan con quién y cómo. Al día siguiente del empate con Colombia, Suazo fue figura con 39 años anotando dos goles a Palestino y Paredes con 40 la embocó en el Monumental. A Chupete, incluso, le preguntó la reportera del CDF si “pensaba” en la selección. Eso que estuvo retirado tres años y juega de puro aburrido. Si esa no es una señal irrefutable del problema de fondo en nuestro fútbol, no sé qué es.
/Escrito por Cristóbal Guarello para La Tercera
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