Fue noche fría de octubre en San Carlos de Apoquindo, pero ninguno de los mas de 8000 mil corazones chilenos sintió tan solo un poco de frío en el estadio. Una velada que se describiría cronológicamente con desesperación, euforia, gozo y esperanza. Esta misma noche de octubre quedará grabada en la memoria para cualquiera que estuvo en el recinto de Las Condes. Desde el padre que llevó a su hijo por primera vez al estadio, la pareja que armó su panorama en torno al fútbol he incluso el mas veterano que está acostumbrado a ir. Chile ganó 2-0 a Paraguay, una victoria que necesitaba el pueblo chileno para volver a respirar y sentirse vivo. ¿Por qué no ilusionarse?
HORAS ANTES DEL ENCUENTRO
Marcando las 19:00 horas y comenzaba a teñirse de rojo el San Carlos. Se palpitaba un ambiente lleno de esperanza y ganas de hacer lo imposible. En la entrada del estadio gente regalando esas banderas que decoraron el partido de la mejor forma posible. Poco a poco se empezaban a llenar las gradas con un público nervioso que miraba cada dos por tres el reloj esperando ansioso el inicio del partido. La música no faltó para animar la previa de lo que sería una gran noche.
EN SU ESTADIO, CON SU GENTE
Pasaban los minutos de la tarde y uno se preguntaba ¿Qué hago ahora para matar tiempo ? y que mejor forma que ir a tomarte una foto con Gary Medel. El Pitbull fue el encargado de robarse toda la atención de la grada bajo el palco. Una fila llena de personas con el objetivo de conseguir un recuerdo con uno de sus ídolos. Pero esta noche Medel se transformaría en uno más, puesto que lo vivió con la misma intensidad de cualquiera que fue al estadio.
CALENTANDO MOTORES PARA LO QUE SE ESTÁ POR VENIR
Después de una eterna espera llena de ansiedad, salieron al campo ambos seleccionados a calentar. Como es de imaginarse, la selección paraguaya tuvo una grata y cálida bienvenida llena de pifias y abucheos. Pero toda esa bulla la interrumpió al salir nuestro capitán, Claudio Bravo, que transformó todo en aplausos y canticos. Detrás de el venían los demás jugadores con un solo objetivo, ganar esta noche. Los otros gran referentes de la roja como son Vidal, Alexis y Charles también tuvieron su ración de cariño por el público, pero el que se llevó mas aplausos y un cantico dirigido solo para el fue un ingles que se siente mas chileno que nunca, Ben Brereton. ¡Oh, dale Brereton, Brereton, Brereton, dale Brereton! fue lo que más se escucho en el calentamiento. ¿Y como reaccionó Ben? Tan solo unos tímidos aplausos a las gradas, pero llenos de esperanza y ganas, que claramente, luego demostraria de la mejor forma.
UN PRIMER TIEMPO QUE DESESPERÓ DE SOBREMANERA
Y llegarían las 21:00. Estadio lleno, banderas flameando y un público que no se cansaba nunca de cantar. Chile no lograba abrir el marcador y el aficionado lo vivía más que nunca, puesto que las cosas no salían como tenían que ser. El gol estaba a la vuelta de la esquina y el hincha lo sabía, no quería esperar más, deseaba ver las redes del arco paraguayo inflarse de una buena vez. Pero no fue así, un primer tiempo lleno de desesperación, angustia y poco optimismo. A pesar de todo, la gente en San Carlos sabía que quedaban 45 minutos, los cuales había que alentar más que nunca.
LOCURA TOTAL EN EL SEGUNDO TIEMPO
Comenzaba el segundo tiempo y los ánimos del primero desaparecían puesto a que se noto una selección chilena más decidida. Fue en el minuto 68′ donde explotaría el San Carlos. Brereton y el 1-0, la hinchada afónica al gritar desde el fondo del corazón un gol que vino como un vaso bien frio de agua al mas sediento. Un gol que transformaron esos aplausos tímidos a una eufórica celebración con beso al escudo incluido. Todos nos sentimos como Ben al ver su gol. Acto seguido, sin ni siquiera poder procesar la felicidad del momento, Isla y el 2-0. Locura total en el estadio de Las Condes.
FIN DEL PARTIDO, PERO NO DE LA FIESTA
Se acabó, Pitana y el pitazo final provocó un gran suspiro de aliento a todo Chile, comenzó la misión imposible de clasificar a Qatar, con esta mentalidad es la que tiene que llevar Chile en el resto de las clasificatorias. La fiesta no acababa, puesto que el publico se quedaría en el estadio cantando el himno a todo pulmón para dejar en claro la felicidad que nos brindaron esta noche los jugadores de la Roja. A su vez, los que decidieron irse un poco más temprano, llenaron las calles de bocinazos y banderas para celebrar una noche con sabor a esperanza.
/Gabriel Ayala Espejo
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