Noviembre de 2019. Messi regresa a la Selección tras el 3° puesto en la Copa América. La Argentina entra en calor en Riad para enfrentar a Brasil. El 10 se para al borde de la medialuna y saca un zurdazo potente al arco. Los hinchas allí presentes graban con su celular palpitando el gol. Pero antes de que la pelota entre, Damián Emiliano Martínez estira sus 196 centímetros y la saca del ángulo. Esa tarde, Argentina ganó 1-0, con gol del 10.
Dibu fue al banco y no sumó minutos pero se llevó un recuerdo gigante: “Le gusta patear tiros libres antes de los partidos. Le da a la pelota con una velocidad y precisión impresionantes. Ese video lo tengo guardado, creo que lo pasó la ESPN”, le confesó en abril 2020 a Mundo Deportivo.
Para el marplatense, nacido el 2 de septiembre de 1992, era su segunda convocatoria con la Mayor y se volvió a Inglaterra sin saber la buena impresión que había causado en el ídolo y en el cuerpo técnico de Scaloni. Su impronta bajo los tres palos, la seguridad en sus decisiones, su elasticidad y reflejos fueron todo un redescubrimiento de un arquero que se fue muy joven de la Argentina en 2009, antes de cumplir 17 años. El Arsenal de Inglaterra lo había visto en el Sudamericano Sub 17 en Chile y lo invitó a una prueba. Viajó acompañado de Miguel Ángel Santoro, una eminencia del arco de Independiente y formador de promesas (por sus manos también pasó Oscar Ustari y moldeó a Martínez desde los 13). Diez días estuvo en Londres, se quería volver. Lloró. Temió extrañar. Pepé lo contuvo: “Mirá que el tren muchas veces pasa una sola vez y no se repite”. Emi aceptó. Los Gunners pagaron 500 mil euros por el 65 por ciento de su pase y empezó otra historia.
Para los hinchas del Aston Villa fue el mejor jugador de la temporada.
Porque lo que desea todo arquero, nada menos que atajar, no le fue fácil en el Arsenal. No fue hasta 2012 que debutó -lógico, recién tenía 20- pero fue cedido seis veces a préstamo: Oxford United (2012), Sheffield Wednesday (2013/14), Rotherham United (2015), Wolverhampton (2015/16), Getafe (2017/18) y Reading (2019). Regresó y se quedó para la 2019/20. Hasta que la lesión del alemán Bernd Leno le abrió la titularidad y fue clave, ya en tiempos de pandemia, para la conquista de la FA Cup -todavía se recuerda esa imagen suya llorando adentro del campo de juego mientras hablaba por teléfono con su familia- y la Community Shield.
Pudo quedarse pero Mikel Arteta no le aseguraba ser el dueño del arco. Y en busca otra vez de continuidad, ésa tan necesaria para poder mantenerse en la Selección, el Aston Villa lo pagó 21.500.000 euros y lo transformó en la venta récord para un arquero argentino.
El club de Birmingham deambuló toda la Premier por la mitad de la tabla pero Dibu atajó las 38 fechas, con 15 vallas invictas (tercero en este rubro, detrás de Ederson, del City, y Mendy, del Chelsea) y con 46 goles recibidos. Para los hinchas, fue el mejor futbolista de su equipo; para la prensa, el arquero top de la liga inglesa.
Junto a su familia en Navidad.
Una temporada que lo tuvo otra vez en las citaciones de la Selección, para la doble fecha de Eliminatorias en octubre y noviembre pasado. “Con estar acá ya soy feliz”, le decía a Olé, mientras confesaba su vergüenza de pedirle una foto a Leo “para el recuerdo de su hijo”. En abril pasado, le expresó a EFE: “Me pondría más contento que Messi gane una Copa América o un Mundial que ganarlo yo. Como argentino. Todo lo que trabajo y hago sería para ayudarlo a ganar”. Desde esta noche, titular ante Chile, podrá empezar a ayudarlo desde adentro.
Práctica en el predio de AFA.
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