El mejor volante por derecha de la copa Jules Rimet de 1962, Jorge Toro, recuerda sus actuaciones por la selección chilena que logró el tercer lugar en el Mundial del mismo año disputado en nuestro país.
Por Yerko Salgado D.
ysalgado@todofutbol.cl
Síguelo en Twitter: @Salgado_Yerko
Jorge Luis Toro Sánchez conserva hasta el día de hoy la habilidad que poseía en la cancha. Incluso, ubicarlo se hace tan difícil como marcarlo dentro del rectángulo de pasto. El “chino”, apodo que se ganó por la forma de sus ojos rasgados y expresivos, se sienta y conversa encantado de lo que le pregunten. El living de su casa en la avenida Egaña es el lugar para saber más de este grandísimo jugador, formado en las divisiones inferiores de Colo Colo desde el año 1952, llegó a formar parte de la tercera categoría infantil del club popular, convirtiéndose diez años después en una de las piezas fundamentales para el histórico tercer lugar que alcanzaría la selección chilena en el Mundial celebrado en nuestro país.
Aquel equipo que el 16 de junio de 1962 conseguiría el logro deportivo más importante hasta hoy. Terceros del mundo. 67 mil personas presentes en el Estadio Nacional veían como en el minuto 90 de partido, Eladio Rojas vencía al arquero de la selección de Yugoslavia, Milutin Soskic, convirtiendo a los dirigidos por Fernando Riera en leyendas del balompié nacional.
Chile formó esa tarde con: Adán Godoy, Luis Eyzaguirre, Humberto Cruz, Raúl Sánchez, Manuel Rodríguez, Jorge Toro, Eladio Rojas, Jaime Ramírez, Carlos Campos, Armando Tobar, y Leonel Sánchez.
Toro fue el capitán
Chile tuvo que sortear a Suiza, Italia y Alemania Federal en la fase de grupos y luego a la poderosa Unión Soviética en cuartos de final para llegar a disputar la semifinal ante Brasil, donde caería por 4 a 2.
El partido ante los rusos, el “8” de Chile lo recuerda como “el partido más difícil de la copa. Incluso más que el de Brasil”. Ese encuentro del 10 de junio dirigido por el holandés Leo Horn, es donde el “chino” pone la pausa y recuerda: “Ganamos dos a uno, pero todos los goles se dieron en el primer tiempo. En el segundo había que aguantar y si pasamos la mitad de la cancha más de dos veces fue de suerte”. «Y es que los rusos eran cosa seria”, recuerda.
Para Jorge Toro, el fútbol es su pasión y más aun si había que defender los colores patrios. Lo define como “el orgullo más grande que un futbolista puede tener”.
En 1960 la selección de Chile emprende un viaje a Europa para jugar una serie de partidos amistosos. Jorge Toro no participa de esa gira. “No participé por que no estaba jugando bien, no lo merecía. Estaba enamorado y me desligué. Tenía claro que para estar, tenía que comprometerme y entrenarme a un cien por ciento».
En 1961 Alemania Federal visitaba a Chile en el Estadio Nacional. Los de Riera ganarían 3 a 1 con goles de Leonel Sánchez y uno de Eladio Rojas. El descuento de los alemanes lo hizo Guenter Hermman. El volante de Colo Colo lo define como “el mejor partido de mi carrera. Hice lo que quise. Rematé, encaré y fui generoso con mis compañeros. Todo salió muy lindo ese día”, afirmó.
Agregó que «a esas alturas sentía que iba a entrar en la nómina definitiva y además que iba a ser el titular, teníamos un muy buen equipo donde todos daban el máximo y jugabamos muy bien”.
El mejor entrenador
Jorge Toro jugó en Colo Colo para, luego del Mundial, ser transferido a la Sampdoria, Modena y Hellas Verona en Italia. Volvió a Chile en 1971 a vestir de blanco, pasó por Deportes Concepción, Audax Italiano y Deportes La Serena (club del retiro en 1976).
“Estuve en muchos clubes y tuve muchos técnicos. Muy buenos incluso. Pero ninguno como Fernando Riera. No sólo para mí, creo que para todos los que formamos parte de ese plantel. No sólo nos enseñó como teníamos que jugar. Nos dio importancia como personas. Yo era uno de los regalones”.
“Era extraordinario, un adelantado en los métodos actuales, nos inculcó querer el fútbol y tener respeto por la gente que te va a ver jugar, Nos hizo comprometernos no sólo con nosotros mismos, sino además con la gente. Era una gran responsabilidad para nosotros como grupo de jugadores”, agregó.
Jorge Toro sería elegido el mejor 8 del Mundial y disputando el título entre los tres mejores volantes de la historia del fútbol chileno, fue el capitán en la ausencia de Sergio Navarro en el partido ante Yugoslavia.
El barco y el long play
A cincuenta años del tercer lugar Jorge Toro recuerda como apenas un mes terminado el Mundial tuvo que hacer sus maletas y partir a Italia para integrarse a la Sampdoria. “No alcancé a gozar de lo que habíamos hecho. Claro que después con los años uno se va dando cuenta de lo que se logró”.
“En mi segunda vuelta a Chile desde Italia nos vinimos en barco hasta Valparaíso. En el camino pasaba desapercibido, nadie me daba bola. Llegando al puerto, estaba lleno de gente, fotógrafos. Cuando el capitán del barco, el mismo que no me había inflado en todo el camino, se dio cuenta que era una persona importante para Chile en ese momento. Corrió a pedirme fotos y autógrafos”.
En el long play del mundial de fútbol de 1962 con los relatos de Hernán Solís y los comentarios de Sergio Brotfeld se encuentran todos los goles de Chile en el mundial, más el discurso de inauguración de Carlos Dittborn. Hay una frase que Jorge Toro cita y recuerda con mucha fuerza: “con el tiempo, se agigantará lo que han hecho estos muchachos. Y así fue”.
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