En su debut como nuevo entrenador de la selección chilena “El Tigre” se la jugó con varias opciones personales, muchas que no estaban en la libreta de nadie
Ha concluido la Fecha FIFA que para Chile significó el debut de Ricardo Gareca en la banca de la selección nacional.
Obviamente, con sólo dos partidos jugados es imposible sacar conclusiones definitivas, pero sí quedan una serie de elementos que permiten ir visualizando como comienza a implementarse lo que podríamos llamar “La Mano del Tigre”.
En ese sentido, hacemos un símil con el apostador avezado que entra al Casino y se dirige a la ruleta, a sabiendas donde quiere colocar sus fichas.
Como Gareca conoce muy bien el paño, se maneja con las variantes del cilindro giratorio, espera que comience a rodar la bolita y hace sus apuestas justo antes que el croupier diga: “No va más”.
A SU FAVOR
Aunque Ricardo Gareca, ante una pregunta formulada en la conferencia de prensa post partido en Marsella, no quiso hablar de su sello futbolístico y prefirió establecer loque denominó el “sello de la selección chilena”, es evidente que apostó de inmediato por algunos cambios en el esquema de juego con relación a lo que había mostrado Chile en la era de Berizzo.
En ese aspecto, nos pareció que la diferencia más notoria se estableció en los campos de presión en la cancha. Porque Chile está tendiendo a jugar como jugaba Perú. Y mal no le fue a los del Rimac en los últimos años.
Aunque las redes sociales (que una vez más ratifican que se manejan por emociones y no por criterio) digan que este equipo “presiona arriba, tal como lo hacía Sampaoli”, la verdad es que nos pareció exactamente lo contrario.
Porque Chile ante Albania y Francia “presionó arriba” incluso menos que lo que hacía con el mencionado Berizzo. Este equipo de Gareca no se desgasta yendo a impedir la salida del rival desde sus últimas líneas, sino que por el contrario lo espera en mitad de cancha y ahí si que despliega un correteo intenso para impedir que los volantes del equipo rival se asocien con sus delanteros.
Eso le resultó muy bien. Casi un pleno, tanto es así que hay mayoritaria coincidencia en que Núñez, Dávila y Osorio, que cumplían esas funciones aparecen en el podio de los dos partidos en casi todos los análisis.
JUSTAMENTE, LOS TRES: NÚÑEZ, DÁVILA Y OSORIO
En esa elección si que el pleno es total, y la apuesta se multiplicó en fichas ganadoras.
Especialmente en el caso de Darío Osorio, que si bien ya había jugado en la selección, nadie lo tenía hasta ahora como titular indiscutido.
Está claro que el ex Universidad de Chile ha subido su rendimiento enormemente en Dinamarca, pero eso lo sabíamos sólo de oídas y por haber visto uno que otro compacto. Gareca, en cambio, lo tuvo en los entrenamientos previos, se dio cuenta de su potencial y le pasó camiseta de titular sin dudarlo.
Y le acertó al cien por ciento.
Lo mismo ocurrió con Núñez y Dávila, porque si bien estos dos tienen más recorrido internacional que Osorio, tampoco habían podido consolidarse como al parecerlo consiguieron ahora.
El propio jugador del Norwich City reconoció que Gareca le pidió que llegara más al área para aprovechar su excelente pegada. Y lo hizo de tal forma que le anotó un golazo a Francia.
En cuanto al ahora delantero del CSKA Moscú se ha ido produciendo poco a poco una metamorfosis en su juego. Ya no es el delantero en punta y goleador que vimos en sus primeras temporadas en México. Ahora es más jugador de equipo, sin perder el oportunismo que tiene cuando llega cerca del arco contrario.
El fútbol es de detalles y a lo mejor Gareca hubiera utilizado a Javier Altamirano de no haber sufrido la desgracia que todos lamentamos. Pero esa lamentable situación fue bien aprovechada por Osorio, Núñez y Dávila. Plin, caja para Gareca.
EL “HUASO” ISLA
Claramente fue otra apuesta del entrenador, avalada por el buen momento del jugador chileno en Independiente. Con Rueda y Berizzo no tenía cabida en La Roja y correspondía a una realidad: su ciclo parecía terminado.
Pero volvió a la selección, jugó ante Rumania y Francia y también el saldo es favorable.
Mauricio Isla sigue manteniendo intactas todas las características de lateral que cuando sube hace daño y gesta goles (como el primero a Francia). Su conocimiento con Alexis viene desde los tiempos del Udinese y con Osorio encontró un socio inesperado por las características de éste, que tiene a cerrarse y a encarar por el medio, dejándole libre la franja para que suba y llegue desbordando hasta el área contraria.
EDUARDO VARGAS
Claramente, otra apuesta del “Tigre” que sorprendió a todo el mundo y que también le resultó favorable.
Chile adolecía de una falta de gol alarmante en el último tiempo y en esta mini gira convirtió cinco tantos.
En eso, la influencia de Edú es evidente. Porque no sólo hizo lo que se le pide (un gol ante Albania y un cabezazo en el poste ante Francia) sino que le dio a La Roja algo que le faltaba: presencia en el área.
Vargas no es necesariamente un punto de referencia para sus compañeros en esa zona donde se ganan los partidos (como lo eran Iván Zamorano y el Chupete Suazo por ejemplo), pero tiene características en cierto punto similares – guardando las distancias- con Marcelo Salas. Cuando llega o es gol o pega en el palo.
Eso lo aprecian sus compañeros de ataque y lo sienten los defensas rivales
Hubo otros aspectos a destacar, por cierto. Como la libertad esta vez bien entendida que tuvo Alexis Sánchez. Como la condición de referente defensivo que tuvo y debe tener Paulo Diaz. Y como el trabajo delante de su línea de zagueros de Rodrigo Echeverría, por ejemplo
EN CONTRA, PARTIENDO POR EL ARCO
Voy a comenzar escribiendo algo que es antipopular y seguramente hará que sea blanco y detonante de muchas críticas: Claudio Bravo ya no está para ser el arquero de la selección chilena.
Y esto no es una ofensa ni una falta de respecto hacia el capitán de la generación dorada. Es una realidad.
Claudio Bravo ahora en abril cumple 41 años. Seis años más que Camilo Vargas el colombiano, siete más que el peruano Pedro Gallese y diez años más que el argentino Dibu Martínez, el uruguayo Sergio Rochet y el brasileño Allison.
Son sólo algunos ejemplos que hablan por sí solos. Porque difícilmente un arquero mayor de 40 años ataje en una selección de primer nivel
El momento de Bravo ya pasó, puesto que por razones lógicas sus reflejos, su capacidad de rechazo y su timing ya no son iguales. El Bravo de hace algunos años seguramente llegaba a ese remate bajo de Fofana y salía a cortar ese centro que cabeceó libremente Kuono Mani.
Gareca apostó por darle la titularidad en estos dos partidos y él más que nadie sabe que perdió la apuesta.
Aunque, como es muy inteligente, esto también le puede servir. Porque a diferencias de lo que ocurrió con Rueda, Lasarte y Berizzo nadie de aquí en más podrá decirle que no le dio la oportunidad que Claudio Bravo se merecía por su trayectoria.
Pero, en Copa América y en las eliminatorias todo apunta a que debe atajar Brayan Cortés o en su defecto Gabriel Arias.
LA ESTATURA DE LA DEFENSA
El entrenador nacional se la jugó en el fondo por la dupla Diaz – Lichnowski, que en el primer partido estuvo impecable, pero que en el segundo perdió en casi todos los centros que cayeron al área chilena.
Paulo Diaz es obvio que tiene que seguir si o si, porque es uno de los mejores jugadores chilenos del momento, pero hay que pensar mejor en quien debe ser su compañero de zaga.
Ante delanteros rapiditos y hábiles, sin duda que el actual zaguero central del América de México se las arregla perfectamente.
Pero ante jugadores de muy buen juego aéreo, como son por ejemplo en nuestro continente los uruguayos, ecuatorianos, paraguayos y colombianos entre otros, se necesita de otro tipo de defensor. Como el ausente por lesión Guillermo Maripán (que debe ser el titular) o Francisco Sierralta (que vio los dos partidos desde la banca).
Agregado lo que colabora en ese aspecto Erick Pulgar, que no estuvo en esta pasada por lesión y que seguramente sigue siendo número puesto en la selección
NO SÓLO LOS CENTRALES DEFIENDEN
Esa es otra faceta que nos dejó algunas dudas, pensando en la necesidad de sumar puntos que tiene la selección en las clasificatorias.
Es muy bonito para la galería decir que “Chile tiene que jugar contra todos de igual, siempre saliendo a atacar”, pero obviamente hay rivales y rivales.
Estos dos partidos fueron la mejor comprobación. Albania por mucho que haya subido su rendimiento y que haya logrado clasificar a la Eurocopa, sigue siendo Albania.
Por lo mismo, lo que hizo Chile en ese partido, defensivamente le bastó y sobró con que Rodrigo Echeverría se metiera entre los centrales cuando subían Isla o Suazo. Tanto que Bravo no tuvo trabajo esa tarde.
Pero contra Francia fue distinto. Cada vez que Chile iba y los galos se venían después de recuperar la pelota, daba la sensación que podían llegar hasta la cocina y por las puntas pasaban y pasaban.
Porque son superiores a Chile. Reconocerlo no da para ponerse colorado ni mucho menos. Es así, es lo que hay.
Como en Sudamérica hoy lo son Brasil, Argentina, Uruguay, Colombia y Ecuador por ejemplo.
Ante esas selecciones, especialmente jugando como visitantes, hay que tomar más precauciones.
Como, por decir algo, que esos partidos específicamente el lateral derecho sea Matías Catalán y no Mauricio Isla y que por el otro lado, a espaldas de Suazo siempre haya alguien para ir al relevo cuando el jugador del Toulouse se proyecte en ataque
Habría otros aspectos a considerar en el rubro debe. Como todavía o tenemos un talentoso de los pases filtrados en medio campo, lo que obliga a bajar mucho a Alexis Sánchez. Seguimos pensando en que Luciano Cabral es ese jugador diferente que merece ser considerado.
También hay que seguir en la búsqueda delanteros con gol, porque ese déficit no se soluciona exclusivamente con la vuelta de Eduardo Vargas. Necesitamos más opciones.
NO SE VA MILLONARIO, PERO…
Volviendo al símil del comienzo, creemos que al salir de ese gran casino que fueron estos dos partidos y al que Ricardo Gareca llegó a hacer sus primeras apuestas, el técnico se puede ir con la sensación que ganó mucho más que lo que perdió.
No se va con los bolsillos llenos ni se hizo millonario de una, pero lo que cobró en caja le alcanza para darse más de un gustito a futuro
por Gerardo Ayala Pizarro
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