Una derrota que duele mucho, porque a esta altura de la clasificación no se puede perder puntos en casa. Pero queda el atenuante que no puede repetirse una noche como esta, que pareció casi una maldición. Por el tempranero gol de Ecuador, la expulsión de Vidal y lae lesiones de Mena, Alexis y Sierralta
La forma como se planteó el partido desde el inicio no fue un misterio para nadie. Primero, porque el empate es un resultado que los ecuatorianos lo firmaban desde que salieron de Quinto y por las características de su entrenador, Gustavo Alfaro, que gusta de cederle protagonismo al rival y tratar de sorprenderlo en la contra.
¿La tarea de Chile?…descifrar ese puzzle. Y Martín Lazarte puso en la cancha los hombres indicados para enfrentar ese problema. Por las bandas Mauricio Isla y Eugenio Mena decididos a jugar más de punteros que de zagueros y con volantes como Arturo Vidal y Diego Valdés encargados de acompañar a Alexis Sánchez y Eduardo Vargas.
¿ La gran dificultad? …la rapidez de los delanteros ecuatorianos para aprovechar cualquier pelota al vacío. Así, a los 5 minutos Estrada llegó hasta el área chica y alcanzó a cruzarse Maripán y así, dos minutos más tarde Pervis Estupiñán apareció libre por la izquierda, capturo un centro pasado que sobró al Huaso Isla y la clavó de zurda contra el segundo palo de Claudio Bravo.
A REMAR CONTRA LA CORRIENTE
Porque si las cosas ya se presentaban mal para Chile con el tempranero gol en contra, casi de inmediato vino otra puñalada al corazón de La Roja: Arturo Vidal fue a disputar una pelota alta a la entrada del área ecuatoriana y levantó mucho su pierna. Seguramente no vio a Félix Torres que iba a rechazar de cabeza y el impacto fue claro y contundente. El árbitro Fernando Rapallini no dudó y le mostró la tarjeta roja al volante del Inter.
Peor panorama, imposible. Perdiendo por la mínima y con un hombre nada menos. Y no uno cualquiera, sino que tal vez uno de los jugadores más importantes de esta selección chilena.
Y si el planteamiento ecuatoriano era claro al comienzo, esto se redobló con tanta circunstancia favorable. Cerramos los espacios y le metemos pelotazos largos para Michael Estrada y Pervis Estupiñán. Que tuvo el segundo gol y lo impidió Claudio Bravo saliendo prestamente de su arco para achicarle el ángulo de tiro.
Además, como las malas noticias nunca llegan solas, a los 25 minutos Eugenio Mena buscó desbordar por la izquierda y recibió un fuerte golpe en la parte posterior del muslo derecho: lesionado el defensor de Racing y a la cancha Gabriel Suazo.
Sin embargo y para no creerlo, cinco minutos más tarde el que cayó al suelo tomándose la rodilla fue nada menos que Alexis Sánchez y se transformó en otra baja impensada y dolorosa para la selección chilena.
Como se cerraban las ventanas de cambio para Chile, Martín Lasarte determinó hacer de inmediato dos cambios: Jean Meneses por el lesionado delantero tocopillano y Marcelino Núñez por Diego Valdés
SEGUNDO TIEMPO A PURO SACRIFICIO
Pedirle fútbol a Chile en estas circunstancias era casi una quimera.
Sólo quedaba la opción de luchar el partido, tratando de equilibrar la desventaja numérica, buscando no desordenarse atrás e intentar como se pudiera acercarse al empate.
En ese sentido los jugadores que entraron respondieron la Roja jugó un segundo tiempo a puro sacrificio.
Con el peligro siempre latente que a Ecuador nuevamente le fu7ncionara una contra, Núñez, Meneses, Baeza, Suazo, Isla e incluso Gary Medel se desdoblaron en ocupar posiciones de defensa y ataque.
Así, Alexander Domínguez comenzó a tener el trabajo que no había tenido en el primer tiempo, donde sólo pasó algún susto en un taponazo de Eduardo Vargas, con poco ángulo, que pasó cerca del travesaño.
El arquero ecuatoriano fue exigido por un un par de remates de distancia y algunos centros que cruzaron el área visitante sin que nadie pudiera conectar la pelota.
Y Martín Lasarte se jugó su última carta para buscar el empate: Joaquín Montecinos por Claudio Baeza.
Y el delantero de Audax, tal como lo habían hechos sus compañeros, entró a la cancha a dejar el alma en cada pique.
Como la guinda para la torta en esta «noche maldita» faltando diez minutos se lesionó Francisco Sierralta y como ya no había posibilidades de cambio, tuvo que terminar jugando de centro delantero..
Así, Chile, con diez hombres nominalmente y con varios jugando al límite de sus posibilidades físicas, Chile tuvo el mérito de terminar el partido metiendo a Ecuador en su zona.
Y cuando La Roja estaba en esa, entregando lo último que le quedaba, vino el temido contragolpe ecuatoriano que Caicedo definió con un derechazo bajo que dejó sin chance a Bravo y cerró el partido.
Ese gol creemos que estuvo de más. Demasiado castigo para Chile el 0-2, porque no solo nos deja sin puntos sino que además hace que baje mucho nuestra diferencia de goles.
Ahora, de inmediato a dar vuelta la página y a pensar en los tres partidos que restan. Partiendo con Argentina, que ya sea en Santiago, en Calama o en la Isla Mocha, con Messi o sin Messi, es un partido que hay que entrar a ganarlo. Porque la lucha por el cuarto puesto que permite ir directamente a Qatar o por el quinto que deja en el repechaje, está muy abierta. Entre Colombia que hoy está 4° y Bolivia que está séptimo hay apenas dos ´puntos de diferencia. Y en medio de ellos también están Perú Chile y Uruguay.
Son cinco cuerdas para hacer bailar dos trompos. Y Chile está en la pelea, las puertas del Mundial no están cerradas. Se hizo más difícil y hay que ganar los partidos que vienen, es absolutamente cierto.
Como también es cierto que nunca más viviremos una noche tan maldita como esta de un 16 de noviembre en San Carlos de Apoquindo
/por Gerardo Ayala Pizarro. Fotos: Twitter selección chilena y selección Ecuador
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