Esta es una mirada casi desde la imparcialidad. Porque es la visión de alguien – como yo- que no soy para nada «sampaolista». Sin embargo, nobleza obliga, y por lo mismo no puedo dejar de reconocer que el partido ante España, Chile lo gana desde la banca. Con una planificación perfecta, en lo individual y lo colectivo.
SANTIAGO.- No soy «sampaolista», quiero dejarlo en claro de entrada. Primero, porque adhiero a otro tipo de fútbol, más elaborado, más de posesión de pelota, más de privilegiar las individualidades (por ejemplo, a nivel local me gusta lo que hace el «Coto» Sierra). Sin embargo, lo que me genera mayor rechazo es la forma como Sampaoli llega a la banca de la selección (no porque no tuviera méritos y porque el proceso anterior ya era insostenible), sino porque fue producto de un oscuro contubernio en el que participaron él, Sergio Jadue y José Yuraszeck.
Hago esta aclaración para que los que me conocen no vayan a pensar al leer lo que viene a continuación que es producto de alguien que pretende subirse al carro de la victoria.
Nada más alejado de mi intención. Simplemente lo hago porque, nobleza obliga. Y en lo inmediato, lo de ahora, lo que acabamos de ver en el estadio Maracaná, el nombre de Jorge Sampaoli debe ser resaltado con mayúsculas.
Porque más allá de lo que atajó Bravo, lo que quitó Medel y lo que aportó Aránguiz (para mi, los tres mejores en cancha), la figura del partido es…(¡ y sin duda alguna!) Jorge Sampaoli.
Porque este partido, Chile se lo gana a España desde la banca. Lo escribí en la columna anterior, señalando que en encuentros normales de fútbol, la influencia de un entrenador en el resultado no pasa más allá del 20%; el resto, para bien o para mal, lo hacen los jugadores. Sin embargo, este no era un partido especial y para poder imponerse al rival había que partir por doblegarlo en lo táctico, en el esquema, en el enfrentamiento, en la planificación para enfrentar el juego y el desarrollo que tendría durante los noventa minutos.
Y en todos esos rubros, Sampaoli fue más que Del Bosque. Mientras el «bigotón» español partió por equivocarse en la elección de sus jugadores (insistir con Casillas, Xavi Alonso y Diego Costa fue un error imperdonable, tanto como no incluir en ningún instante a David Villa), el entrenador chileno acertó un pleno, colocando incluso a jugadores que eran resistidos por el 99,9% de los comentaristas (me incluyo, por supuesto).
Hablo del «Gato» Silva y de Arturo Vidal.
Lo del ex volante de Universidad Católica y hoy en el Osasuna fue dos veces sorprendente. Primero, porque entró a la cancha e integrando la línea de tres del fondo. Y segundo, porque ni siquiera fue líbero, sino que pasó a marcar a la derecha, por donde le disputó la posesión de la pelota a Iniesta, que no pudo jamás crear peligro por esa banda. Además, al ubicarlo en ese costado, permitió que Gary Medel se trasladara al fondo de la zaga, lugar en que actuó con el manual del defensor perfecto. Tiempista exacto, rápido en los cruces, decidido para pelear y ganar los mano a mano con Costa e incluso con energía para auxiliar a Jara, las pocas veces que este fue desbordado.
Y lo de Vidal, casi encaja dentro del concepto «milagro». Todavía cuesta creer lo que corrió esta tarde el «rey Arturo». Fue demasiado para un jugador en la plenitud de sus condiciones e increíble para alguien que viene saliendo de una delicada operación a la rodilla. Sacrificó a Valdivia el entrenador, pero sabía perfectamente lo que estaba haciendo. No era un habilitador y un talentoso lo que se requería para ganarle a España, necesitaba jugadores que atosigaran, que establecieran líneas superpuestas en la cancha que le fueran impidiendo elaborar su partitura al medio campo español. Lo consiguió plenamente, reduciéndolo permanentemente a su mínima expresión y obligando a equivocarse a jugadores que rara vez se equivocan (No creo que en otro partido, Iniesta haya errado tantos pases como en esta oportunidad).
Estas fueron las claves que a Chile le han permitido ganarle esta tarde al campeón del mundo y dejarlo fuera del certamen anticipadamente. Y obedecen, única y exclusivamente, al trabajo y la dedicación (casi obsesionada de Sampaoli). Porque este partido no lo planificó ayer, ni la semana pasada, ni siquiera desde que llegaron a Taca da Raposa o cuando empezaron la concentración en Juan Pinto Durán. Este partido con España comenzó a planificarse la noche misma del 10 de septiembre del 2013, después que se empató en Ginebra con los dirigidos por Del Bosque. Y el esquema se ensayó ante otros rivales europeos de alcurnia, como Alemania e Inglaterra, Fruto de ese trabajo es este resultado histórico, que yo comparo a nivel de mundiales sólo con la victoria por 2-1 ante la Unión Soviética en Arica, para el Mundial de 1962.
¿Qué viene ahora?
Sencillamente, apuntarle al otro hito mundialista que aún está por sobre cualquiera: el tercer puesto conseguido por los muchachos de Fernando Riera, tras ganarle 1-0 a Yugoeslavia para ser terceros en el mundo.
¿Se puede llegar tan lejos?
Para esta selección pareciera que no hay metas imposibles y todavía el techo no se ve muy por encima de sus cabezas.
Sin embargo, tal vez por la frialdad en el análisis que me permiten los acápites del enunciado, creo que lo más aconsejable es mantener la mesura e ir paso a paso.
Si me preguntan por lo que he visto en este mundial, hasta ahora, me parece que hay selecciones que han jugado y demostrado mayor potencial que Chile. Parto por Alemania y sigo con Francia, Italia e Inglaterra (aún perdiendo los ingleses). Y no puedo dejar de considerar también a Argentina y Brasil, (que siguen siendo – hasta ahora- las fuerzas más encumbradas del continente), e incluso, me gustó mucho Colombia.
Por lo mismo, el objetivo inmediato de Chile tiene que ser Holanda y tratar de ganar el grupo, porque en cualquier circunstancia y más aún cuando es local, conviene ir por carriles distintos a Brasil.
No conviene a mi juicio ese discurso de que vamos a ser campeones del mundo. Mejor es ir paso a paso, que así siempre se llega más lejos. Ya está Chile entre los 16 mejores del mundo. Hay que apuntar a quedar entre los ocho. Y después, se verá.
GRACIAS ESPAÑA
Al cierre, unas líneas para España. Porque esta noche, los que fueron campeones de Europa y del mundo, la están pasando mal. Sin embargo, creo que tanto a ellos, como a esa base indiscutible que fue el Barcelona de Guardiola, el planeta fútbol debe darles las gracias.
Porque llenaron la última década con su fútbol, que combinó espectáculo y resultados. Porque consiguieron lo impensado. poner en duda la hegemonía absoluta del Santos de Pelé y el Brasil de 1970 como los mejores de todos los tiempos.
Eso no puede olvidarse hoy que el ciclo ha llegado a su fin.
Además, en el momento del adiós, dieron una muestra de hidalguía y demostraron – como los grandes de verdad- que también supieron perder. No golpearon al verse superados, no le discutieron los fallos al árbitro, no trataron de inventarse penales, ni quisieron ganar imponiendo sus jinetas.
Más aún, al sonar el pitazo final que cerraba tantos años de victoria, fueron lo suficiente leales para acercarse a cada jugador chileno, saludarlos y desearles suerte en lo que viene.
Bajo ese aspecto, está claro que el campeón se fue derrotado desde la cancha, pero con la frente en alto para enfrentar el juicio de la historia.
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